La ¿rectificación? de la Real Academia de la Lengua sobre la homofobia.

Hace ya unos años escribí en este blog un artículo titulado “La perversión (contra la Iglesia) del lenguaje” en el que analizaba cómo se usan expresiones, frases hechas y modos de presentar los acontecimientos a la hora de hablar de temas eclesiásticos: cómo se presentaban las noticias en los informativos, cómo se generalizaban y aireaban los sucesos tristemente escandalosos en el Pueblo de Dios mientras se ocultaban y minimizaban sus grandes méritos, cómo se confundían y tergiversaban los hechos por ignorancia o por malicia, etc, todo ello con la intención de desprestigiar, difamar e incluso calumniar a la Iglesia católica.

Un párrafo de ese mismo artículo lo dedicaba a la presión del lobby gay a la hora de demonizar a la Iglesia y a todo aquel que no compartiese sus postulados y cómo había introducido un término, homofobia, para insultar a aquellos que mantuviesen una postura diferente y considerasen ilícita moralmente la relación sexual entre personas del mismo sexo o la pretensión de equiparar estas a la noción de familia. Analizaba además cómo de manera vergonzosa y vergonzante la Real Academia se había bajado los pantalones (no haré el chiste fácil) aceptando esa palabra en los términos en los que dicho lobby los utiliza.

Así recordaba en dicho artículo que la palabra homosexual proviene del griego “homos”, igual o semejante y del latín “sexus”. Un homosexual es por tanto el que mantiene relaciones con los iguales a él, con los de su mismo sexo.

De igual manera la palabra homofobia vendría del griego “homos” y “phobia” y por tanto un homófobo sería el que siente fobia (odio, miedo, rechazo) por sus iguales. Un médico homófobo, por ejemplo, sería el que tiene fobia a los demás médicos. Pero no, la RAE afirma, ojo al dato, que homofobia no viene de los términos griegos homos y phobia… ¡sino DEL INGLÉS homophobia!, y esta palabra la definía como aversión obsesiva hacia las personas homosexuales.

Lo curioso es que, burradas etimológicas aparte, la RAE distinguía el hecho en sí de las personas que lo practican y hablaba de “personas homosexuales”. A mi juicio habría que decir con propiedad “personas de conducta homosexual” ya que las personas homosexuales como tal no existen, aunque ese sería tema para otro artículo que ya escribí, Iglesia y homosexualidad. Sin embargo esta distinción no era tenida en cuenta por el lobby gay y por los partidarios de la ideología de género.

Así, si alguien manifestaba su respeto a todas las personas con independencia de su conducta sexual aunque considerase ilícita moralmente la homosexualidad o estaba en contra de dar carta legal de matrimonio a uniones de personas del mismo sexo, era insultado por sus detractores de fascista, liberticida, retrógrado, discriminador…y cómo no, de homófobo. Y todo ello aunque no hubiese manifestado ninguna “aversión obsesiva hacia las personas homosexuales” que era al fin y al cabo la definición de la RAE.

En el caso de la Iglesia, que afirma que el matrimonio solo puede ser entre un hombre y una mujer, automáticamente le cuelgan la etiqueta de homofobia. Ya lo sabes, si perteneces a la Iglesia te conviertes en una persona “aversiva” (esta palabra no existe) y obsesiva hacia un tipo concreto de personas, toma ya.

Pero el hecho es que el otro día volví casi de forma casual a encontrarme con la definición de la palabreja de marras, “homofobia”, en la RAE y… ¡tachán!, habían cambiado la definición. Pero para aquellos que piensen que había corregido la etimología, según la cual afirmaba que una palabra compuesta por dos términos griegos proviene del inglés, les tengo que dar la mala noticia, lo que habían cambiado como he dicho es la definición, no la etimología.

¿Cuál es esa nueva definición? ¿Hasta que punto el cambio de definición se debe a términos exclusivamente lingüísticos y no a presiones de lobbies gays y partidarios de la ideología de género?. Vamos a verlo. Lo que dice ahora la RAE es que homofobia significa «aversión hacia la homosexualidad o las personas homosexuales”. ¿Increíble?… pues sí, pero cierto.

 

diccionario

Para empezar ha desaparecido de la definición la palabra “obsesiva”, vaya, supongo que aquellos que hemos sufrido innumerables veces el insulto de homófobos no sé si nos consolará saber que tenemos aversión pero no obsesión… ¡tócate las narices!. Pero lo más tristemente sangrante es que ahora ya no distingue entre el hecho y las personas que lo practican, de manera que aunque respetes a todos aquellos que tengan una conducta homosexual, aunque afirmes la libertad individual de las personas en sus actos siempre que sean consentidos te puedan gustar o no, aunque estés en contra de cualquier trato vejatorio o discriminatorio hacia los que presentan esta conducta, aunque afirmes que todas las personas son hijos amados de Dios con independencia de lo que hagan en la cama… si afirmas que consideras la homosexualidad como un acto moralmente ilícito que hace daño ontológicamente a quienes la practican o si consideras un error el dar carta legal de matrimonio y de familia a las uniones entre personas del mismo sexo, has manifestado un rechazo (aversión) hacia la homosexualidad y ya eres un homófobo con todas las de la RAE.

Es decir, que si a mi y a otros muchos nos han insultado el lobby gay, los partidarios de la ideología de género, las feministas y los izquierdosos, ahora se suma a la lista de calumniadores los muy ilustres académicos de la RAE.

Pues no, mis admirados (en otras cosas) académicos de las sillas con nombres de letras. Considero que la práctica sexual con personas del mismo sexo es moralmente ilícita, que hace daño a quienes la practican y que en ningún modo es comparable ni antropológicamente ni legalmente a la unión matrimonial ente un hombre y una mujer, base de la familia y por tanto de la sociedad. Y les digo mis admirados (en otras cosas) académicos que ni antes tenía obsesiones, ni ahora sigo teniendo aversiones, ni fobias, ni repugnancias, ni miedos, ni odios hacia ninguna persona sea lo que sea lo que haga en la cama (siempre de forma consentida, se entiende) me parezca correcto o no. La próxima vez piénsenselo mejor, aunque sólo sea un poquito. Gracias

10 comentarios en “La ¿rectificación? de la Real Academia de la Lengua sobre la homofobia.

  1. Lo siento, pero la Real Academia no comete ninguna torpeza etimológica. Se limita a señalar que esta palabra, con sus componentes de origen griego, fue formada por primera vez en inglés, y que el español la ha tomado de esa lengua.

    En cambio, sí comete torpeza lexicológica en su definición. Efectivamente, la ha transformado hacia un concepto mucho más general, de manera que puede llegar a incluir cualquier tipo de discrepancia pública de la homosexualidad. Pero lo curioso -y torpe- es que también ha cambiado la definición de la palabra FOBIA, que ha pasado de ser «aversión obsesiva a alguien o algo» a ser «aversión exagerada a alguien o algo». Y este paso de «obsesiva» a «exagerada» no aparece en cambio en la nueva definición de HOMOFOBIA, en la que, como señalas, se ha suprimido todo adjetivo. Es decir, cualquier clase de rechazo puede se tachado de homófobo (y juzgado como tal en un tribunal con la autoridad nada menos que de la RAE), lo cual se aleja mucho del concepto tradicional de fobia.

    • Sí, tienes mucha razón, aunque me parece que en este caso no es una palabra «tomada» sino más bien una palabra «impuesta», es decir, machacada como insulto por un grupo muy concreto hasta que la RAE la ha admitido, a pesar de que sea una palabra cuyo significado es contrario a los términos que etimológicamente lo forman. Si se ha atribuido mal en un idioma extranjero, lo mínimo que debería hacer la RAE es no aceptarla. Es como si admitiese «jóvenas» o «estudiantas» por la presión de grupos feministas.

  2. Otro detalle: la palabra XENOFOBIA ha pasado de ser «odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros» a ser «fobia a los extranjeros». Aunque también aquí hay una generalización del concepto, al menos debe darse el factor de exageración para caer en ella.

  3. QUÉ BUEN ARTÍCULO… NO,PODEMOS USAR NI UNO NI LO OTRO… ENTONCES COMO QUE NOS QUIEREN CALLAR NO??… Y COMO TODO ESTÁ TAN SENSIBLE SUPONGO QUE ESO TAMBIÉN ES DISCRIMINATORIO. DIGO.

    • No creo que se le esté dando importancia a los gays, nos defendemos de ser mal llamados homofóbicos, por no pensar como ellos y que no nos obliguen a aceptar todo lo que ellos quieran ponernos

  4. Excelente! Es muy revelador su artículo. Tiene todo mi apoyo; aun mas, si no aceptar esas aberraciones hoy el lobby gay le da un nombre o apodo o lo que sea, realmente no me importa, creo que habra que oponerse e imponerse sobre esa «reeducacion» ptetendida.

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